Cuantas veces hemos curioseado por mercadillos medievales y hemos visto objetos circulares, de lana con plumas llamativas colgando de estos y, de diferentes tamaños y colores, o nos ha contado sobre instrumentos de lana que se cuelgan en los cabeceros de las camas o en las paredes y nos ayudan a dormir. En mi caso, un montón, y no hay nada como transmitir con los pequeños una sesión de creación de estos objetos dándole un punto místico interesante.
¿Pero que son realmente?
Los Atrapasueños son instrumentos de poder de la medicina chamánica, cuyo origen data de las tribus indias americanas.
Su aro representa la rueda de la vida, la malla o red son los sueños que tejemos durante el transcurso de los sueños, en el alma y en el movimiento que generamos con nuestras actividades cotidianas. Y en el centro de la red está el vacío, el espíritu creador, el denominado "Gran Misterio".
Tradicionalmente, los Ojibwa construían los atrapasueños atando hebras de sauce alrededor de una argolla circular de unos 9 centímetros o con forma de lágrima, resultando una red similar a una telaraña, hecha a su vez con fibra de ortiga teñida de color rojo.
Según la tradición, estos objetos ayudan a mantener con nosotros las buenas ideas y los sueños agradables, así como a proteger a quien lo posee.
El tiempo de los sueños es influenciado por buenas y malas energías. Las malas son atrapadas por la malla y se disipan por el agujero central con los primeros rayos de sol.
Lo malo se bloquea y se destruye, lo bueno se queda con nosotros.
Existen personas que otorgan a esto un significado particular, ya que entienden la palabra sueños como aspiraciones, deseos o anhelos; y así, los atrapasueños servirían para conseguir lo que nos proponemos.
Lo cierto es que no podemos asegurar que estos alejen o no los malos sueños, energías o vibraciones pero, resulta muy pacificador contar con leyendas propias de la cultura india.
Deja que la telaraña atrape todo lo bueno y lo malo pase por el agujero del centro y se desvanezca.
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